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Editorial

Ser médico

Ser médico ¿?? ¿Cómo definir lo que encierra esta condición, sin caer en aparentes exageraciones? ¡! … ser médico, debe significar ser noble, ser honesto, ser generoso, ser comprensivo, identificarse con el dolor ajeno, conmoverse ante una lágrima, ser solidario con el que sufre, con el incapacitado, con el enfermo…

Ser médico es: “… después de Dios, Ud. doctor”… Significa ser admirado, ser esperanza, ser soporte, ser calor, ser capaz de ayudar a recuperar la salud… ser un instrumento de Dios, para mantener la vida que Él nos ha dado.

“De las profesiones, la más noble; de los oficios el más vil”.

¿Seré yo digno de ser médico? ¿Tendré yo el carácter, la voluntad, la capacidad de entrega, la fuerza… para ser médico? ¿No será irreverente, el que yo pretenda ser médico?

Ruego se me perdone mi falta de humildad por querer ser médico.

El enfermo busca en el médico, una mirada afectuosa, que le ofrezca solidaridad; un oído atento, que le escuche sus penas; una mano fuerte, que se le tienda para recibir calor, y seguridad; una palabra de aliento, que alimente su esperanza; una actitud fraternal, para sentirse humano… que le sirva de asidero para seguir luchando.

Ser médico, es ser diferente. No es posible comprender lo que hacen los médicos. Ser capaz de pensar, de actuar, de ejecutar, en medio de la confusión que la enfermedad significa; desenvolverse en medio del llanto, del sudor, de la sangre, del dolor, de la hediondez, de la embriaguez, de la locura, de los gritos, de la desesperación, en ese espantoso escenario dantesco, que puede ser cualquier servicio de emergencia de cualquier hospital. Vivir con pasión, el reto que significa enfrentar el castigo que Dios impuso a Adán y Eva por su osadía: la enfermedad, “sufrirás…”

Para ser médico hay que serlo en esencia. No se puede ser médico, porque se me ocurre interesante serlo. El ejercicio de esta profesión se haría insoportable, si no se lleva en la sangre la vocación de ser médico.

Es que la medicina tiene que ser así. No puede ser concebida una profesión tan rica, tan viva, tan emocionante, sin la disposición de vivirla plenamente; con todos sus retos, emociones, frustraciones, limitaciones, satisfacciones… es por todo ésto que es tan absorbente. Es por ello que es difícil que sea comprendida por los que no han sido seducidos por ella.

En el ejercicio médico, nunca se llega al final del camino; siempre habrá un problema no resuelto; siempre una misma enfermedad, será diferente en otro enfermo; nunca una experiencia será del todo válida en otra situación; a veces, y solamente a veces, estaremos en posición de establecer un pronóstico certero. Y ésto es precisamente lo que significa el reto de la medicina, y de allí lo apasionante que resulta su ejercicio.

Lo único verdaderamente cierto, en la práctica de la medicina, es que el mayor regocijo imaginable, siempre se derivará de la satisfacción que es capaz de producir el ejercicio de la solidaridad humana.

Pedro I. Carvallo, MD MSc.
Editor


Caracas. Junio 2000.

Publicado como Editorial en la Gaceta Médica de Caracas. ANM. Vol. 117 – No. 4 – 273. 2009